En una sociedad tan convulsionada y escéptica, donde el ciudadano es incrédulo y desconfía de los políticos y la política, hay que buscar la manera de conectarnos y generar un vínculo, que hoy no lo hay, que nos permita generar una afinidad.
Las elecciones primarias serían ese instrumento útil a tales fines, pues ellas nos generan un sentido de pertenencia, ya que cada quien apoya y aúpa al que siente que lo representa.
No podemos tener miedo a que el ciudadano se exprese.
Las candidaturas folclóricas tendrían que evaluar muy bien su participación, ya que al contarnos no existe ningún argumento para ser esgrimido por los participantes, y luego de tener un resultado, en apoyar al que resulte favorecido por las mayorías.