Ootraaa vez con el cuento de “¿dónde está el gobernador?”
Al chavismo le cuesta aceptar cuando pierde una elección. Reconoce pero se “queda con la espinita” para venir con el quite, si es posible. Hay dos estados en donde la derrota en noviembre de 2021 y enero de 2022 no las termina de aceptar: Zulia y Barinas. Maduro lanza sus puntas a los gobernadores de ambos estados. En abril hubo lluvias en Zulia, y el presidente dijo que “llamamos a Rosales y no lo ubicamos”. Ahora en agosto, hubo aguaceros en varios estados del país. Uno fue Barinas. Maduro volvió con el mismo cuento, “llamamos al gobernador, y no lo localizamos”. Tanto Rosales como Garrido estaban en el sitio de los acontecimientos durante las lluvias. No estaban perdidos. El presidente quiso hacer una gracia y le salió una morisqueta. En vez de hacer maniobras de ese tipo, el gobierno debe respetar lo que la constitución establece para los estados y municipios ¿Por qué el ejecutivo no aprovecha el espacio del Consejo Federal de Gobierno para manejar las diferencias, si las hay? En 2025 hay elecciones regionales y de la AN. Si el chavismo quiere recuperar ambos estados, debe trabajar y ganar en buena lid, y dejarse de maniobras tan burdas contra Rosales y Garrido porque con jugarretas como esas el PSUV perdió en ambos estados

Caracas. Al chavismo le cuesta procesar cuando pierde una elección. Caray, si no lo sabremos. En general, a nadie le gusta perder, pero el chavismo se queda “con la espinita”. Siempre la saca y aguarda para cobrar. Ojalá esa tenacidad la tuviera para hacer una gestión de gobierno y para aceptar que “el pueblo nunca se equivoca” o como citaba Chávez, “vox populi, vox dei”.
Lo anterior porque Maduro regresó con el cuento de “¿dónde está el gobernador?”. En esta ocasión, fue con el de Barinas, Sergio Garrido.
En una actividad realizada el día 10-8-22, el presidente habló de las lluvias que afectaron a varios estados del país. Repitió lo mismo que durante los aguaceros de abril de este año, cuando dijo que “llamamos al gobernador del Zulia, pero no lo localizamos”. Ahora fue igual, pero con Garrido. A diferencia del Zulia, dijo que Garrido había estado en Miami para señalarlo en público. Agregó que “no lo hemos podido localizar”. Como con el Zulia, al rato avisó que ya estaban en contacto con Garrido y esa parte de lo que dijo no tuvo el piquete político que la anterior. Señaló que trabajan en conjunto los tres niveles de gobierno, el nacional, el regional, y el municipal para el asunto de las lluvias en Barinas. Que Garrido y Arreaza conversaron.
Estas palabras de trabajar coordinados no las tuvo hacia Rosales en el momento de las lluvias, sino después. Con Garrido las tuvo en el mismo momento de los chaparrones, lo que sugiere que el presidente cambió a mejor en este punto.
Pero “la puntica” la tiró: dejó ver que Garrido estaba en Miami para mal ponerlo ante la opinión pública. Cuando afirmó que hablaron con el gobernador de Barinas, Maduro no se disculpó por comentar un hecho inexacto. No le salió bien la jugada, pero eso no le interesó, sino lanzar el casquillo. Alguien de la oposición caerá, como siempre caen.
Esta situación de Garrido y la llamada para localizarlo, puede parecer menor. Irrelevante. De hecho “pasó por debajo de la mesa” como hecho noticioso. En mi caso, no lo dejo pasar –como no dejé pasar lo de Rosales en abril de 2022, y escribí un artículo para El Cooperante- porque el comentario de Maduro tiene su intención política. El gobierno no acepta que perdió en Barinas (o Zulia). No procesa que Arreaza no haya ganado. Sigue siendo su candidato y posiblemente lo presente en las regionales de 2025 para “sacarse la espinita”, si los votantes lo favorecen. Por eso no lo puedo dejar pasar.
No porque sea Arreaza –no tengo mala opinión sobre él; en tuiter noto que interactúa con públicos no chavistas- sino porque el poder ejecutivo quiere imponer una voluntad que solo corresponde a los electores de Barinas decidir como lo hicieron en noviembre de 2021 y enero de 2022, a pesar que el gobierno buscó forzar que los electores no votaran por la oposición. No tuvo éxito. No lo tendrá ahora.
Arreaza no es un “protector de Barinas” –es una figura ilegal– pero sí en los hechos. Lamento que sea así, pero así es como se hace la política en Venezuela, y el excanciller es político. Lucha por el poder. Arreaza representa el símbolo Chávez en un estado que el chavismo considera suyo –como muchas cosas en el país, en su lógica patrimonial- y tiene que luchar para ganar, si vuelve a ser candidato en el futuro. Cuenta con el apoyo del Estado, pero “la pelea es peleando”. El apoyo del Estado no garantiza la victoria. Al contrario, puede asegurar la derrota. Mientras Maduro decía que no ubicaban a Garrido, expresaba que Arreaza ya estaba en Barinas, para mal poner al primero y darle brillo al segundo.
Por supuesto, no cuestiono que el gobierno quiera que Arreaza sea candidato a gobernador de Barinas. Es su decisión como gobierno y la del PSUV. Es su autonomía y no tengo nada que cuestionar en ese punto.
Lo que sí critico es lo que buena parte del país cuestionó en su momento: que figuras no electas solapen a figuras electas como gobernadores y alcaldes, y reciban recursos, competencias, y equipos que el gobierno les niega a los funcionarios elegidos por el pueblo, y que no están en una onda insurreccional como es el caso de Rosales –en las lluvias de abril 2022- y ahora Garrido. Este, más bien, denunció que le aplicaron la misma que a la gobernación del Zulia: quitarle competencias o recursos para dejarlo con lo básico, en la idea que, al no tener recursos, el “pueblo lo castigará”.
Curiosamente, el ejecutivo piensa igual como cierta oposición con el gobierno nacional: por ejemplo, privarlo del oro custodiado en el Banco de Inglaterra, para que no pueda hacer nada, “el pueblo lo castigue” y sucede la esperada por no pocos “explosión social”. El ejecutivo emplea una lógica similar con Garrido y con Rosales. Seguramente también con los otros gobernadores y alcaldes elegidos en la plataforma de la oposición. Quitarles recursos y competencias, para ver si los ciudadanos de sus estados se molestan y votan en su contra. Qué lógica -tanto la del gobierno como la de la oposición- tan mediocre. Además, poner en el medio a los ciudadanos, quienes son los que pagarán las consecuencias, como ha sido y es.
Esta es mi crítica y por eso no dejo pasar el hecho: que el gobierno quiera que Arreaza sea candidato a gobernador de Barinas en un futuro, está bien, pero si llega a ganar, que sea resultado de una lucha justa, no del abuso en el empleo de los recursos del Estado o de la arbitrariedad al despojar de competencias y recursos a gobernaciones y alcaldías.
Además, el gobierno ya probó esa estrategia para las elecciones de enero y no funcionó, como no le funcionó para ganar las parlamentarias de 2015. Garrido sacó casi 15 puntos de ventaja al hoy ministro de las comunas, y la MUD casi 20 puntos al PSUV en las parlamentarias de 2015. Si el uso de recursos públicos no fue útil para ganar en enero de 2022 ¿Qué le hace pensar al chavismo que funcionará en un futuro?
Por eso mi rechazo a las palabras del presidente el día 10 con respecto a Garrido, en su primera parte, cuando dejó ver que no estaba en Barinas sino “en Miami”. Lo hizo con un cálculo político malo. Sí apoyo lo que Maduro dijo luego al reconocer al gobernador y a la necesidad de articular esfuerzos para trabajar por los afectados por las lluvias en el estado.
Al chavismo le gusta tirar casquillo –y a cierta oposición le encanta engancharse si no, le preguntan a “Diosdado”- pero ¿por qué tirar casquillo en un asunto tan importante como las lluvias que afecta a habitantes de estados importantes? Son personas las que están de por medio, no “peroles” dentro de una estrategia de poder. La manipulación presidencial hay que rechazarla y, más bien, exigirle al gobierno que cumpla con lo relativo a las competencias de los estados que la constitución establece ¿No sería mejor y más honesto con la población de esos estados convocar a un Consejo Federal de Gobierno para tratar el tema de las lluvias y los planes a futuro, en vez de repetir una infantil jugada de “¿dónde está el gobernador, porque no lo localizamos?”.
Veía una actividad con Maduro el día 19-8-22. Era sobre al “1 x 10”. El ejecutivo está consciente del deterioro de los servicios públicos en general, y del agua en particular. Reverol Torres hablaba de inversiones -no es muy común escuchar esta palabra en voceros del gobierno- y Maduro lo corta. Propone una idea. Incorporar a los chamos del “Chamba juvenil” a las cuadrillas de Hidrocapital.
El presidente sabrá mucho de política, pero de servicios, no. Uno entiende, aunque no comparta, que es un acto en TV y hay que decir cosas para los aplausos, importantes en Venezuela. La política se reduce a aplausos. Todos quieren reconocimiento. Pero en privado ¿nadie le dirá al presidente que el tema del agua no se va a resolver con la “Chamba juvenil”?
Algo que perdimos con la crisis económica y el conflicto político -como tantas cosas- es la crítica y el debate denso, que fue sustituido por aplausos, jalabolas, y “amigos de la causa que no dicen nada porque estamos en guerra”, tanto en el gobierno como en la oposición. Cuando se haga un balance de estos años, en el “debe” habrá que poner un renglón especial a los “amigos de la causa” que promueven “espirales del silencio”.
Para el deterioro de los servicios públicos ¿No sería mejor convocar a esa instancia para trabajar cómo abordar este deterioro desde los tres niveles del poder público, en vez de proponer otro experimento para unos aplausos que cada día se escuchan con menos ganas en los actos del gobierno?
Si los barineses quieren votar por Arreaza -si es el candidato del chavismo para las regionales de 2025- para eso el presidente no necesita sembrar cizaña o abusar de los recursos del Estado para favorecer a su futuro candidato, como es costumbre en el chavismo para promover a sus candidatos y al PSUV. Si Arreaza gana en esa elección de 2025, que sea en buena lid. Arreaza también debería pedirlo. Que no interfiera y le permita que los barineses evalúen su candidatura por sus propios méritos no porque venga empujado por los recursos públicos.
Está bien que haya que mostrar que “se es de la causa” -en la oposición también quieren que uno esté en eso- pero en los zapatos de Arreaza, quisiera ganar porque hice méritos para ello, no por una avalancha de recursos públicos. No es “el fin justifica los medios”. Estamos en una época más a lo Camus: son los medios los que justifican el fin. En sus zapatos, quisiera ganar bien, más si es una persona vinculada a la familia Chávez y al comandante.
En una actividad del día 5-8-22 Maduro dirigió indirectas a los gobernadores del PSUV. Afirmó que tres gobernadores se comunican con él de manera constante y son “gobernadores modelos” –los de Guárico, Lara, y Portuguesa- mientras el resto de la bancada de gobernadores del PSUV “se comunican de vez en cuando, y solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena”, expresó el presidente en su indirecta.
¿Maduro no se ha puesto a pensar por qué es así, por qué no se comunican con él? Tengo mi hipótesis. Los gobernadores –así sean chavistas- fueron elegidos por un pueblo. También quieren tener gestión y no ser simples “muchachos del mandao” que es una forma de gestión política que tanto el gobierno como la oposición quieren imponer. Una vanguardia arriba y al resto nos quieren como a los “muchachos del mandao”.
Tal vez si el presidente Maduro respeta a sus propios gobernadores –y alcaldes- en el sentido de no comunicar ese control –“me tienen que llamar”- y el gobierno respeta la letra constitucional en lo que a estados y municipios se refiere, posiblemente los gobernadores lo llamen y no esperarán a que “Santa Bárbara truene” para hacerlo. Más que una relación política, construir una relación de confianza y no solo de mando-obediencia, que es lo que el gobierno espera. Maduro puede comenzar con Sergio Garrido, gobernador de Barinas, quien no estaba en Miami sino en la atención a los ciudadanos afectados por las lluvias en esa región.