El PSUV tiene a cuestas el desgaste propio de más de 23 años de gobierno sin poder solucionar los problemas de la gente, más bien los han acentuado. La culpa con exclusividad de la tragedia que viven los Venezolanos no son las sanciones económicas o la guerra económica como la definen los rojos, no cabe duda de que tienen una incidencia en los problemas que hoy día padecemos y sería de idiotas no reconocerlo, sin embargo, es la Corrupción y el manejo errático del Erario Público lo que ha traído miseria y pobreza a más del 80 % de la población.
Hoy son un partido cansón, clientelar, sin democracia interna, plagado de pequeños y grandes actos de corrupción, que aumentó incesantemente sin mejorarlos los servicios, sin propuestas que ilusionen y mucho menos puedan enamorar. Sabiéndose en estas precarias condiciones en la que llegarán al 2024, saben que su única oportunidad es evitar que se construya una unidad fuerte y vigorosa por parte de las organizaciones políticas que buscarán en un proceso primario definir su candidato, y tratar una vez más dividir.
El gran reto de la oposición es vencer todos los obstáculos y lograr materializar la mejor unidad que sea posible, a sabiendas que la unidad perfecta no existir
