Denuncias

Las alcabalas en las carreteras venezolanas “se preñaron” y proliferaron

Armando Chacín, presidente de Fedenaga

Las alcabalas siguen siendo un dolor de cabeza para los productores. “No hay posibilidad de que llegue carne o queso a Caracas sin que pase 14 o 16 alcabalas”, denuncia.

-¿Las alcabalas continúan?

-Yo creo que, si podemos hablar en el argot zuliano, las alcabalas “se preñaron” y proliferaron. La cantidad de alcabalas que hay en cualquier carretera nacional es impactante.

-¿Cuántas para trasladar un producto de Zulia a Caracas?

-Puede haber más de 30 dispositivos de seguridad.

-¿Qué implican?

-Cada uno de los dispositivos de seguridad tienen una mano extendida. Sabemos la necesidad que tienen los ciudadanos de seguridad del país, pero no pueden ser los sectores económicos que producimos lo que tenemos que pagar. Debe haber un dispositivo económico, por parte del Estado venezolano, que los haga vivir dignamente y que no tengan que matraquear.

-¿Cuánto dejan en cada alcabala?

-Todo depende. Si es queso, van dejando pedazos de queso por todas las alcabalas.

-¿Qué pasó con la promesa de eliminar las alcabalas?

-Lo estamos esperando. Esperemos que se cristalice. Pero hasta los momentos vemos cómo crecen día a día más. Cada semana, cada mes en cada una de las troncales, en cada una de las carreteras sale una nueva alcabala, incluyendo a las policías nacionales y las policías regionales, que no están capacitadas para estar en una troncal.

Chacín rememora que hasta 2014 “tuvimos niveles de consumo bastante importantes”, con 64 kilos de diversas carnes per cápita al año. “Hoy estamos por debajo de 24 kilos”, refiere. Sin embargo “hemos visto un mejoramiento en los últimos meses”, hasta llegar “a 8 kilos de carne roja (búfalo y vacuno)”, posiblemente porque ha habido un mejoramiento del poder adquisitivo de los venezolanos, analiza. “Hacemos votos porque sea una política a futuro, porque tenemos tres problemas graves en Venezuela: político, social y económico; nosotros estamos abocados al problema económico, pero hay que solucionar el problema económico y buscar la vía para la solución de los problemas políticos”.

Los canales de comunicación con el gobierno “están abiertos, hemos hablado, hemos conversado con tolerancia y con respeto. Debo decir que hemos sido tratados con mucho respeto en esas conversaciones. Estamos claros en el análisis, sabemos qué es lo que hay que hacer, lo hemos manifestado con desprendimiento en cada una de las reuniones. El tema es qué hacer con el análisis y qué hacer con lo que hay que hacer si no se da el paso”.

A su juicio “hace falta construir la confianza suficiente” para que vuelvan los capitales al país. “Venezuela tiene la capacidad para producir alimentos para 100 millones de personas. Eso quiere decir que tenemos un potencial enorme”. Por lo pronto, un trabajador del sector, estimó, cuesta entre 170 y 200 dólares.

¿Cuáles son los pasos para mejorar el sector? “Necesitamos financiamiento. En la primera fase necesitamos algo como 10 mil millones de dólares” para “reconstruir nuevamente lo que tiene que ver con maquinarias, equipos y tecnología”. Con esos recursos “se duplicaría en cinco años la cantidad de carne”, acota. Hoy hay 11,8 millones de cabezas. “Nosotros deberíamos tener 30 millones de cabezas si pensamos que en Venezuela hay 30 millones de habitantes. Eso nos permitiría aguantar cualquier bloqueo, cualquier tipo de cosa que pueda haber en el mundo, porque tendríamos la definición proteica garantizada”.
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-¿Ha aumentado el rebaño?

-Ha aumentado el rebaño por dos cosas: se dolarizó la carne en pie, y eso paró el contrabando de extracción hacia Colombia. El contrabando es enemigo del rebaño nacional, porque no tiene medida, no tiene control. También, por la COVID. Cuando no enviamos nuestros niños a las escuelas allí se mueve una cantidad importante de carne y de queso. El consumo disminuye, en la casa se utiliza con mucho cuidado, hay un poquito más de economía sobre los productos. Eso hizo que el rebaño creciera, a pesar de la exportación, que ha sido una exportación controlada.

-¿Continúa la exportación?

-Hasta los momentos ha continuado la exportación. Estamos hablando de 25 mil a 30 mil reses al mes, a países como Irán, Turquía, Rusia. Tengo entendido que se va a firmar un convenio para carne despostada hacia Rusia. Debe ser un impulso para la ganadería, pero hay que cuidar el mercado interno.

-¿Eso le está quitando la carne al venezolano?

-No. Hasta los momentos no hay desabastecimiento en carnicerías ni supermercados. A pesar de que si mañana recobrara el poder adquisitivo el venezolano quizá tuviéramos que traer proteína al país. Pero en este momento no ha sido necesario. Creemos que debemos trabajar en este momento en el crecimiento del rebaño y buscar alternativas proteicas para que el ciudadano, dentro de los dispositivos sociales que está dando el Estado por la necesidad de no tener poder adquisitivo, debe ir proteína venezolana.

-¿La idea sería incorporar carne en las bolsas CLAP?

-Puede ser carne en las bolsas CLAP. Hay dispositivos que ni siquiera necesitan refrigeración. Podemos hablar de embutidos y alimentos que pueden trabajar para eso.

-¿Hay capacidad para producirlos?

-Sí hay. Hay capacidad de producir en embutidos, para los programas sociales, más de 10 millones de kilos mensuales. Hay capacidad de poderlo hacer.

A pesar del desfase, puntualiza, sí se mantiene la capacidad instalada de las empresas. “Nosotros necesitamos alrededor de 10 millones de litros de leche al día, de los cuales producimos alrededor de 4 millones”, y hay cómo responder de inmediato.

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