La salud pública en Venezuela se encuentra en “terapia intensiva”
Amplios sectores de la sociedad venezolana, en especial los más vulnerables, no cuentan con un sistema sanitario público que les garantice una atención digna para su salud, escribe Ramón Cardozo.
El Índice Global de Seguridad Sanitaria(GHS Index), el cual mide de forma comparada las capacidades de 195 países del mundo para prevenir y hacer frente a amenazas sanitarias, le asignó a Venezuela en el 2021 un puntaje de 20.9 puntos sobre 100, lo cual coloca al país como el peor de América Latina y uno de los 10 peores países del mundo respecto a sus capacidades sanitarias.
Desde hace varios años, organismos internacionales y grupos de defensa de los derechos humanos, así como diversas organizaciones de la sociedad civil en Venezuela dedicadas al seguimiento de la situación de la salud, han venido advirtiendo sobre el progresivo y grave deterioro del sistema de salud en el país. En el año 2018, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en su informe «Respuesta para mantener una Agenda eficaz de cooperación técnica en Venezuela” alertó sobre la forma acelerada en la que se deterioró la capacidad operativa del sistema nacional de salud durante el período 2013-2018. Según este informe, esta pérdida de capacidad operativa afectó gravemente la gratuidad en la prestación de la atención de salud, así como el acceso a los medicamentos.
Grave desabastecimiento de insumos
El progresivo colapso del sistema de salud venezolano no ha sido debidamente atendido por el Estado venezolano, por lo cual continúa agravándose. Durante el primer semestre de 2022, el desabastecimiento de insumos en las emergencias de los hospitales del país alcanzó en promedio un 46,8 por ciento, mientras que el desabastecimiento de insumos para los quirófanos alcanzó el 71,5 por ciento.
A esta falta de insumos se agrega la baja operatividad de los servicios de laboratorios, rayos X, ecografías y, en especial, los de tomografía y resonancia magnética, los cuales alcanzan un 79 por ciento de inoperatividad. Todas estas carencias llevan a que «para que un paciente sea atendido en un hospital, el enfermo debe llevar si no todos, la gran mayoría de los insumos que se necesitan para atenderlo”, según se afirma en el Informe semestral de la Encuesta Nacional de Hospitales. Ello implica que, en la práctica, el cuidado de la salud en Venezuela se ha venido privatizando. Este mismo informe revela que, en promedio, las personas que llegan con infarto a los centros de salud públicos venezolanos deben esperar más de tres horas para recibir tratamiento. Ello explica el elevado número de lo que en este informe se analiza como «muertes evitables”.
Éxodo de personal sanitario
Durante la última década en Venezuela, se ha venido produciendo un éxodo masivo del personal de salud capacitado debido, entre otros factores, a los bajos sueldos, las difíciles condiciones de trabajo y la inseguridad reinante en los centros de salud. Para el 2014, se estimaba que el 33,26 por ciento de los médicos registrados en el país habían migrado fuera de Venezuela. De acuerdo con el último informe de la ONG PROVEA, la salida de personal médico había aumentado para el año 2021 a un 70 por ciento y la salida del personal de enfermería a un 80 por ciento.