La política no puede seguirse viendo como aquel ambiente canibalesco en el cual se pretende linchar a dirigentes políticos infundiendo odio en su contra sin ningún sentido ni razón.
Dentro del debate político son aceptadas todas las consideraciones posible, pero en lo personal es inaceptable acusar de cometer hechos delictivos tipificados en la legislación venezolana sin ningún tipo de pruebas. La política folclórica de destrucción permanente quedó en el pasado.
Hoy quien acusa debe mostrar pruebas o pedir disculpas públicas. El norte del político debe ser siempre construir. Salir al paso a minúsculos grupos de redes sociales que se nutren del reparto de odio diario.
Las comunidades requieren de políticos que eleven sus voces, que demandes sus reclamos, que los acompañen en sus luchas, la construcción de una mayoría pasa por sumar a la gente de los sectores populares, llevar el debate social y político al barrio.