Sin Desperdicio

Johanna Torres, la corrupta de Pdvsa rellena de dinero y silicona

La avioneta – ligada al narcotráfico en Honduras- la puso a nombre de una tía y la Sala VIP del restaurante El Patio a nombre de una doméstica. «La Reina de las Frutas», como se hizo llamar en una valla gigantesca que colocaron en la autopista del Este, está armada hasta los dientes – seguramente postizos- y todavía utiliza sus «contactos» para huir y seguir disfrutando de la vida nueva que construyó a punta de cirugías plásticas y dinero mal habido

Hace solo 10 años, Johanna Torres vendía pescado «salao» y verduras en Acarigua. Todo un comienzo perfecto para lo que podría ser cualquier serie de Netflix donde el personaje femenino, luego de 20 operaciones de cirugía plástica y mucho dinero proveniente de la corrupción, se convierte en la cabecilla perfecta de una mafia donde convergen nada menos que varios corruptos de la estatal petrolera, como el hoy detenido Pedro Leon, y un exministro de alimentación acusado en 2012 de estar involucrado en irregularidades con el Programa de Alimentación Escolar (PAE), donde la distribución de comida a las escuelas “estaría en manos de compañías del estado Portuguesa, registradas como empresas de obras y no de distribución de alimentos”.

Más o menos desde entonces comenzó su ascenso La Tusi, como le dicen los amigos cercanos a la muchacha que dejó de vender patillas en Acarigua para convertirse en «La Reina de las Frutas», como lo anunció la valla colocada en la autopista Francisco Fajardo que le regaló su amigo Julio Cesar Makarem, dueño de Vepaco, según publicó la revista Producto en una minuciosas reseña firmada por Simón Villamizar. Allí, con un traje de lentejuelas y plumas, Johanna se vendía también como la «imagen» de la Sala Vip del restaurante El Patio, reinaugurado en diciembre con bombos y platillos, paté y salmón, champaña y whisky para todos, mientras ella se paseaba entre los invitados con su traje resplandeciente y sus cirugías, evento que por cierto nunca le pagó a sus organizadores. Y aunque no se sabe cómo forzó a su doméstica, Marianelyz Hernandez Granadino, para que firmara el documento que la convertía en propietaria del restaurante El Patio VIP para esconder parte del gigantesca patrimonio de su empleadora, lo que sí se conoce es que los socios del restaurante El Patio VIP son la doméstica- que fungía como directora de la empresa- y Johnny Gomez, ambos conectados a Johanna Torres a través de la Cooperativa La Región, donde ambos, asi como Johanna y su esposo, Valmore Guevara, figuran como accionistas. Guevara ha sido detenido y entre los bienes que le incautaron a la pareja se incluye una avioneta siglas YV2735 que está a nombre de una tía de Johanna, Marlin del Rosario Ojeda, avioneta cuya siglas recientemente aparecieron involucradas en un caso de narcotráfico en Honduras.

En el allanamiento a su lujosa mansión en Lecherías – Villa Johanna se llama la casa-, se le incautaron armas,municiones, 26.763 dolares en efectivo, 1.150 euros, siete vehículos -Mercedes Benz, Land Cruiser, Toyotas, entre otros-. un yate llamado La Cangreja y dos motos Kawasaki.

A ambos se les imputa Legitimación de capitales, asociación para delinquir, ocultamiento de armas de guerra, empleo de testaferro y vinculación con sociedades ficticias.

Por el momento , hay orden de aprehensión contra La Reina de las Frutas, un rostro muy difícil de olvidar para cualquiera que se la haya topado.

«Cuando tenía el Instagram abierto, era de las que salía con zapatos Gucci, pantalones Gucci, franelas XS Gucci y bolso Gucci. O bajándose de una avioneta disfrazada de Versace», cuenta una periodista que le ha seguido el rastro de tan escandoloso que ha sido el debut en las redes de la Reina de las Frutas. Y si bien Johanna ha intentado borrar todas sus huellas virtuales, incluyendo la cuenta que llevaba como fabricante de Pastas La Javi- otra lavadora de los millones que ha hecho-, algunos de sus fans la etiquetaron luciendo trajes de baño o un nuevo maquillaje donde ella mostraba el nuevo rostro que se había fabricado para vivir cual millonaria en una mansión en Las Villas de Lecherías, algo en lo que se empeñó sin suponer que estaba armando su propia trampa.

Johanna Torres
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