Lamento profundamente el sensible fallecimiento de la Dra. Matilde Roldán de Bello, quien fue una mujer extraordinaria; honesta, decente, solidaria, una funcionaría pública ejemplar, profesional connotada de la Odontología, dirigente política de primera línea y quien predicó con la ética, y profundizó la moral, el respeto y el compañerismo.
La conocí por medio de otra mujer extraordinaria como lo fue mi madrina Cecilia Nahmens, ya que en la etapa final de la vida prolija de Cecilia, la Dra. Matilde estuvo muy cerca, en una convivencia fraterna como compañeras que fueron de su amado partido Acción Democrática.
Siempre que alguien bueno se nos va la tristeza aparece, pero no hay dudas que su legado nos llena de regocijo.
Descanse en paz Dra. Matilde.
La vamos a extrañar y mucho.
