Sin Desperdicio

Escasez de diésel se agrava y hacen chanchullos

A Venezuela no llega diésel desde octubre de 2020 por las sanciones y los inventarios se están agotando, los cuales pueden durar hasta finales del primer cuatrimestre de 2021, según expertos petroleros

En casi todo 2020 no hubo un día en el que no hubiese una extensa cola de vehículos a lo largo de la autopista Valle-Coche, una de las vías de transporte más importantes de Caracas, para repostar gasolina en la estación de servicio de Fuerte Tiuna. En 2021 esta cola ya no existe, pero ahora apareció, en el sentido contrario, una fila de camiones, gandolas, autobuses y camioneticas, que pasan horas esperando y avanzando pasito a pasito para llegar a la bomba de Tazón.

A esta cola llegó José (nombre ficticio), transportista, a las 8:00 pm del viernes 5 de marzo. Estaba a la altura de Fuerte Tiuna. Cuando llegó seis horas después, a las 2:00 am del 6 de marzo, el militar que custodiaba la estación le dijo que solo estaban dando 200 litros, cuando la gandola que él conduce tiene un tanque de aproximadamente 850 litros. Sin embargo, el funcionario le dijo que si quería más debía pagar hasta 20 dólares, a pesar de que el litro de diésel cuesta 0,10 céntimos de bolívar, por lo que, en teoría, tenía que pagar solo 85 bolívares para poner el tanque full.

Una cola de camiones, gandolas y autobuses en la autopista Valle-Coche que esperan por repostar diésel en la estación de servicio de Tazón. Foto tomada desde el distribuidor Las Gaviotas, a la altura de la alcabala 3 de Fuerte Tiuna. Por: Carlos Seijas Meneses

«En Tazón estaban echando solo 200 litros y por debajo de cuerda con 10 y hasta 20 dólares piden, según el uniformado que esté para equipar full los tanques. Ese día yo equipé 600 litros pagando 15 verdes. Eso es un negocio redondo en todos lados donde se consiga diésel. En la bomba de Cúpira un guardia me dijo ‘solo 100 litros’, le dije ‘póngalo full que andamos es trabajando’ y me dijo ‘me das 20 que es lo que vale ponerlo full’. Esa vez solo le eché esos 100 litros para no pagarle. En Valencia, donde vivo, sí es más fuerte. He durado un día y medio para poder equipar».

Mientras las colas por la gasolina se han reducido luego de un 2020 en el que escaseó severamente, las que son para abastecerse de diésel se están alargando cada vez más. La falta de este combustible, que se había empezado a reportar a finales de 2020, se ha recrudecido y todo parecer indicar que se cumplirán las proyecciones de los analistas de que los inventarios que tenía Pdvsa para aguantar la situación durarán hasta finales del primer cuatrimestre de 2021.

Transporte

La escasez de diésel afecta sobre todo la distribución de materia prima y bienes finales importados, lo cual representa un gran problema debido a que más de 80% de los alimentos que se consumen en el país son traídos del exterior. El campo venezolano aporta apenas el 18% de lo que se come en el país, de acuerdo con un estudio realizado por la Organización No Gubernamental Ciudadanía en Acción. «El transporte y la autogeneración eléctrica son los sectores más afectados por la falta de diésel. Nosotros comemos de los puertos. Están dejando de moverse los camiones con productos procesados y parándose la industria», afirma el sociólogo Edison Arciniega, director de la ONG.

«La verdad es que la agricultura nacional, con excepción de la horticultura y la producción de feculentos, esta en un fenómeno homologable a la extinción biológica. La extinción biológica ocurre cuando una especie animal deja de cumplir en la cadena trófica. Aunque aún la especie exista, ya no es relevante para el bioma; esa es la realidad de la agricultura nacional, con sus excepciones. El 82% de lo que se come es importado y hay capacidad para llenar el 18% nacional con importaciones. Triste pero cierto. No es el mismo caso de la ganadería, 99,81% de la carne, leche fluida, queso, pollo, cerdo y los embutidos que se consumen en el país son productos primarios y procesados venezolanos«.

Los sectores agropecuario, industrial y transporte han alertado que si el Estado no garantiza el combustible ni cubre la demanda nacional, el país se puede estar acercando a una definitiva paralización de su economía, que atraviesa una recesión desde que el mandatario Nicolás Maduro llegó al poder en 2013.

«Tengo 45 minutos aquí», dijo un transportista que a las 5:30 pm del 24 de febrero se encontraba en una cola para abastecerse de diésel en la Valle-Coche. «Para echar diésel hay que calarse cuatro o cinco horas de cola», añadió el conductor, quien iba a trasladar materia prima para la elaboración de papel higiénico hacia Maracay.

La escasez de diésel ha paralizado a 9 de cada 10 transportes de carga del país, lo que detiene la distribución de alimentos, medicinas, insumos médicos y otros productos esenciales para la población venezolana, de acuerdo con la Cámara de Transporte del Centro (Catracentro).

Una cola de camiones, gandolas y autobuses en la autopista Valle-Coche que esperan por repostar diésel en la estación de servicio de Tazón. Foto tomada desde el distribuidor Las Gaviotas, a la altura de la alcabala 3 de Fuerte Tiuna. Por: Carlos Seijas Meneses

En un comunicado, emitido el 9 de febrero, Catracentro denunció que el gobierno de Maduro aplica una «política de asignación» por el déficit de la producción nacional del combustible y las escasas reservas existentes en el país. «Es aquí cuando aparece un ‘mercado negro’, con aumento sustancial de precios, discrecionalidad en la asignación de producto y corrupción, que amenaza la estabilidad de las empresas de transporte de carga y su capacidad de seguir operando en condiciones normales.

«La pandemia ha restringido nuestras operaciones y sumados los graves problemas de suministro de combustible tenemos un amplio registro negativo para nuestras empresas, con fallas de distribución, incrementos de costos y tiempos de operación que representan una crisis severa en nuestras operaciones. Este problema tiende a agudizarse en la medida en que el país comienza a abrirse nuevamente y su impacto en la población puede ser devastador porque la ausencia de garantías de suministro de diésel para el sector de transporte es una amenaza concreta para la vida de la población venezolana».

Alertó que «la crisis de transporte de carga será inevitable y tangible en la ausencia de los alimentos que circulan por el país, de las medicinas, que incluyen las vacunas y los medicamentos para la atención de la pandemia y otros bienes esenciales que están amenazados en este momento, además del cierre técnico de cerca del 80% del sector transporte, que no podría recuperarse rápidamente para atender la emergencia que nos asecha».

El 5 de marzo, conductores de camiones y gandolas trancaron el kilómetro 105 de la Autopista Regional del Centro, la principal y más transitada autopista de Venezuela, para exigir el suministro de diésel.

Transporte Unido por Venezuela, por su parte, asegura que la crisis del diésel mantendrá fuera de circulación a 50% de las unidades de transporte superficial. De hecho, se presume que Maduro suspendió el servicio de transporte interurbano durante la semana de cuarentena radical del 8 al 14 de marzo precisamente por la escasez del combustible.

De acuerdo con la firma Econométrica, dado que Venezuela no cuenta con una red ferroviaria que permita la distribución de materias primas, productos terminados o el transporte de personas, el diésel termina siendo clave para estos procesos. Inclusive, para la generación de energía (plantas termoeléctricas) en Venezuela el diésel es clave, ya que, al menos un 25% de toda la electricidad en el país se produce por esta vía.

«También la producción y distribución de buena parte de los alimentos del país depende del gasoil. Data recopilada por Econométrica indica que Venezuela presenta, en promedio, escasez en niveles mínimos de los últimos 2 años. La disponibilidad de inventarios de diésel, en el país, es factor indispensable para la disponibilidad de bienes, en especial de alimentos».

«Los efectos (de la escasez de diésel) los va a sentir sobre todo el sector transporte: carga pesada y ligera, autobuses y las camioneticas», señala el economista y profesor Antero Alvarado, director regional de la firma Gas Energy Latin American. «También lo sentirá el sector industrial, que para procesos productivos necesita diésel, y los generadores eléctricos que hay en hospitales y clínicas que sirven cuando se va la luz. El sector eléctrico en algún momento también puede verse afectado, pero sin duda lo que veremos es que van a proteger el sector eléctrico y van a racionar el diésel al sector transporte«.

Alvarado asegura que a Venezuela no llega diésel desde octubre de 2020 por las sanciones y que se están agotando los inventarios, que espera que se terminen de acabar en abril de 2021. Sostiene que la solución es que se permitan nuevamente los intercambios de diésel por petróleo. Sin embargo, advierte que si esto se logra hacer hoy, los primeros barcos llegarían aproximadamente tres meses después de haber suspendido la prohibición del swap. «Estamos hablando de que si ahorita a mediados de marzo se les da luz verde a los barcos para que traigan diésel, van a llegar como en junio, lo que significa que los próximos meses van a ser muy duros».

«Lamentablemente van a escasear cosas. El sector agrícola, que necesita el diésel para mover los tractores y otros equipos, va a perder cosechas y zafras. Será caótico. Por eso estoy convencido de que esa prohibición no tiene sentido», agrega Alvarado.

Las causas

La crisis actual del diésel se debe, principalmente, a la caída de la refinación de los cuatro grandes refinadores que tiene Venezuela, que son Amuay y Cardón en el Centro de Refinación Paraguaná (CRP) en Falcón y Zulia, Puerto La Cruz en Anzoátegui y El Palito en Carabobo, los cuales tienen una capacidad de refinación de más de 1,3 millones de productos derivados del petróleo (gasolina para vehículos, diésel, queroseno y combustible de turbina de aviación). En su máxima capacidad, las cuatro plantas podían procesar, aproximadamente, 300.000 barriles diarios de diésel, lo que satisfacía perfectamente la demanda que en su mejor momento se ubicaba en unos 130.000 barriles diarios, aproximadamente, antes de la caída del parque automotor nacional, el cierre de miles de empresas y la migración de millones de venezolanos. Sobraba para exportar y generar ingresos en divisas.

A pesar de que el país había logrado aumentar la capacidad de refinación, en especial con la incorporación de la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO), pasando de 1,3 mbd (miles de barriles diarios) a los 1,9 mbd en la actualidad, no ocurrió un incremento en la oferta de combustible en los años siguientes, de acuerdo con Econométrica. «Las principales refinerías (Amuay, Cardón, Puerto La Cruz y El Palito) concentran dos tercios de la capacidad total. Las ubicadas en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) (Petropiar, Petromonagas, Petrocedeño y Petrozuata) completan el tercio restante. En teoría no debería haber escasez de combustible. Entonces, ¿por qué ha venido ocurriendo todo lo contrario? Simple: desplome de la producción».

Actualmente la producción de diésel no solo está por el suelo sino que es intermitente. De acuerdo con fuentes del sector petrolero, la demanda actual de diésel es de 60.000 barriles diarios y se están produciendo 30.000 barriles al día, por eso no se cubre la demanda.

«La refinería de Puerto La Cruz es la única que está produciendo diésel. En la refinería de Cardón se estaba produciendo, pero se paralizó por fallas operativas, una unidad de destilación llamada CD-2», agregaron las fuentes.

Con la caída de la producción interna de combustible el gobierno recurrió a un acuerdo con las petroleras Reliance de la India, Repsol de España y Eni de Italia para intercambiar con ellas crudo venezolano por diésel. Pero este convenio no pudo continuar a partir de octubre de 2020, cuando el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump suspendió los intercambios.

Según declaró el analista petrolero Francisco Monaldi a El Estímulo, el gobierno de Maduro podría importar diésel de Irán, aunque serías costoso y el flujo de caja de Pdvsa está muy mermado. «La subida de precios del petróleo los debe estar ayudando un poco. No se prevé que la crisis del diésel llegue a los niveles de la gasolina porque tienen cartas bajo la manga».

«Yo supongo que en algún momento Estados Unidos va a flexibilizar los swaps del diésel por las presiones tanto del sector privado como de las ONG. La situación más severa es con gasolina y gas de bombona; esos van a ser los problemas más sensibles. Sí viene un problema con el diésel si no hay swaps, pero eso será en varios meses. Venezuela produce diésel para electricidad e industrial (e incluso exporta a Cuba) pero no para transporte. Un repunte de la actividad económica puede precipitar la crisis con el diésel», dijo a El Estímulo.

Hasta octubre de 2020 los intercambios estaban exentos, por razones humanitarias, de las sanciones petroleras que Estados Unidos ha tomado contra Venezuela desde enero de 2019.

«El problema está en que se descubrió que parte del diésel terminaba en Cuba y en consecuencia los cubanos lo vendían en el mercado internacional o usaban una parte y repartían con Pdvsa el diferencial», dice el economista y diputado a la Asamblea Nacional (AN) de Juan Guaidó, José Guerra. «Eso llevó a que se aplicaran sanciones e hicieran más difícil la operaciones de swap de petróleo por diésel que tenemos ahora. Sin duda la causa principal obviamente es la caída de la refinación, y luego que se impidiera el mecanismo de trueque. Esto puede afectar la producción de alimentos y el abastecimiento sobre todo en ciudades como Caracas que consume mas no produce, principalmente productos ganaderos».

Producción interna

El presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (Sviaa), el ingeniero agrónomo Saúl López, estima que la escasez de diesel puede generar una crisis alimentaria sin precedente. «80% del transporte del sector primario depende de este combustible, que está muy escaso. Somos 10 millones de venezolanos que podríamos no acceder a la canasta alimentaria si no hay traslado de alimentos».

«Vemos con mucha preocupación cómo se ha incrementado la escasez de diésel, que es el combustible más importante para el trabajo en el sistema agroalimentario venezolano. Estimamos que para el sector primario en el ciclo de invierno, el más importante de siembra, se requieren de 40 millones de litros al día que desde ya se deben disponer para atender a los productores primarios«, agregó.

Sin diésel se paran los tractores, las plantas eléctricas y las bombas de achique, de riegos y para bebederos que usan los ganaderos. También el transporte que utilizan para atender las unidades de producción y trasladar los alimentos a los mercados. «En 2020, con la escasez de gasolina, productores agropecuarios hicieron una inversión y lograron tener vehículos de diésel para poder ir a las fincas, pero entonces ahora nos encontramos con que no solo hay problemas con la gasolina sino también y más grave aún con el diésel. Además, es difícil poner a funcionar la maquinaria con otro tipo de combustible».

«El tema es bastante riesgoso, no habrá la capacidad de poder tener y hacer las labores culturales que se tienen que hacer para poder tener una unidad de producción en condiciones de producir alimentos. Es bastante difícil. Cuando era la gasolina, pudimos operar con el combustible, pero producir sin diésel en fincas en unidades de producción es inviable, imposible, y no podemos devolvernos a la época de los bueyes y los burros. Necesitamos alimentar a un país con casi 30 millones de habitantes y difícilmente las grandes ciudades que quedan lejos de los sitios de producción tendrán los alimentos deseados«.

Una fuente del sector agroindustrial, quien solicitó el anonimato, señala que a principios de marzo en las azucareras hubo más de 150 a 200 gandolas paralizadas por falta de diésel. «La producción de este año está comprometida, porque no se puede llevar el azúcar hacia los lugares de molinos».

«El sector industrial de alimentos utiliza gasoil para la distribución de los productos ya elaborados, llevarlos a supermercados, distribuidores y mayoristas, y ya hay cadenas de supermercados que tenían sus tanques de gasoil que ya tienen las reservas muy bajas. Están en estado crítico y no hay forma de que les despachen gasoil. Las entidades gubernamentales solamente dicen que están viendo cómo resolver o que ya están resolviendo, pero no dan respuesta. No hay priorización, no hay nada y ya la crisis la tenemos aquí mismo. Tampoco sabemos hasta cuándo tendrán combustible las termoeléctricas para seguir generando energía. Si  se empiezan a parar o estos empiezan a administrar parando termos para darle combustible a transporte, viene una descompensación bien importante y apagones más adelante».

De acuerdo con la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), 78,8% de las empresas ha tenido problemas para surtirse de combustible. De hecho, el 53% considera que su operatividad se ha visto afectada por la falta de este insumo, mientras que el 70% ha tenido casos en los que sus proveedores no pueden entregar productos o prestar servicios por las fallas en el suministro.

Sin embargo, el gobierno, en vez de garantizar el suministro de diésel al país, ha continuado mandando combustible a Cuba, de acuerdo con el secretario de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), Iván Freites. «Lo que está pasando es por la sanción que nos impone Cuba de que tenemos que enviarle diésel porque todas sus plantas eléctricas funcionan con este combustible y por los compromisos que han adquirido los que dominan ahorita la industria, que son los militares, quienes han hecho negocios, uno de ellos con Indonesia que manda a buscar combustible».

«La sanción de Cuba contra Venezuela de 150.000 barriles diarios, entre ellos aproximadamente de 30.000 barriles diarios de diésel, y los negocios que tienen los militares han dejado al país sin diésel, sin gasolina y sin gas. Todo es un negocio que se han planteado los que tienen la industria y el régimen cubano. Por eso no hay combustible en Venezuela».

Con información de la periodista Ahiana Figueroa

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