El sistema público de salud es deficiente y no tiene capacidad de respuesta ante las necesidades que tienen lo que acuden a los centros de salud.
Resulta incomprensible que siendo la salud lo más importante y lo que debe ser preservado a toda costa, no tenga la atención debida por parte de las autoridades competentes.
Si en los centros de salud pública no se consiguen los insumos y medicamentos con los cuales deben contar y esos menesteres han sido enviados de acuerdo a lo que señalan los partes oficiales de las autoridades; no hay duda en afirmar que existe una situación que amerita una investigación formal para determinar responsabilidades.
Estamos en presencia de hechos delictivos que deben tener respuesta contundente y oportuna. Lo humano y lo social debe de estar por encima de cualquier otra cosa. La muerte de inocentes por falta de atención médica y por una atención deficiente nos debe generar una profunda consternación. No hay lugar para la indolencia que en este caso es sinónimo de vileza.