Al subestimar al régimen lo beneficiamos; nunca antes había existido en Venezuela un gobierno más hábil en su inmensa y dolorosa farsa.
Le gusta que lo acusen y promueve esas acusaciones de lo que no son. Ellos pagan a muchos de esos cientos de extremistas de oposición que en las redes y en casi todos los medios de comunicación exageran hasta el paroxismo los errores, fallas, delitos de este régimen.
Ellos siembran con éxito cizaña en la oposición mientras que los opositores no lo hacen en un gobierno dividido, un PSUV con bandas de facinerosos inescrupulosos, rapaces corruptos e ingenuos de toda índole.
El PSUV tiene una voluminosa legión de dirigentes medios y un gran parte de su base ingenua, que cree ciegamente en sus bondades y es fácil presa de manipuladores hábiles, de farsantes y demagogos.
El estado La Guaira será un laboratorio donde corruptos de gran calibre conviven con ingenuos adoradores del PODER COMUNAL, espejito que es usado para entretener a los “tontos útiles” y ese grupúsculo de pequeños mercenarios (dirigentes de pacotilla) que componen sus distintas instancias partidistas.
Pero no debe haber la mínima duda que hay que reconstruir totalmente a la oposición en la pasada campaña electoral fue derrotada una vieja manera de hacer política, de la toma de decisiones y un equipo que le faltó mucho más; es hora de que esos espacios sean revisados y adaptados a la nueva política. Ese 70 % que no voto por el PSUV debe ser organizado sobre nuevas bases, esquemas y contenidos.
Fotoleyenda: El alto costo de los alimentos está llevando a los venezolanos a buscar comida en la basura que botan los comercios a la calle.
