China impulsa el explosivo crecimiento de Guyana (y del Esequibo)

Guyana es hoy uno de los países del mundo con la mayor tasa de crecimiento económico. Pronto será también uno de los más ricos si se divide el proyectado ingreso por exportaciones petroleras entre el tamaño de su población (menos de 800.000 habitantes).
La ex colonia inglesa ubica en el hombro derecho de América del Sur, atrae migrantes tanto profesionales como de baja o ninguna preparación. Pero también es un imán de grandes capitales para su industria petrolera y para el desarrollo de infraestructuras conexas y civiles.
En este contexto el experto en temas de geopolítica de América Evan Ellis, explora en un reciente artículo publicado en The Global Americans la creciente influencia de China en este país del Caricom con el que Venezuela mantiene un histórico y estancado reclamo sobre el territorio Esequibo.
Ajena a las herencias coloniales del pasado, Guyana inclusive está explotando recursos en tierras y aguas del Esequibo.
Este provecho se aceleró especialmente desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela. El militar pro Cuba desarrolló una extraña alianza política con Guyana a cambio del apoyo regional de los pequeños países anglosajones caribeños. Así, Chávez dio su luz verde para la explotación del Esequibo.
La tímida respuesta del régimen chavista facilita además estas inversiones de grandes potencias, inclusive la de China que a su vez es el principal aliado político y económico del régimen de Nicolás Maduro, como lo fue de Chávez.

El compromiso de China en Guyana
Evan Ellis es profesor de investigación sobre América Latina en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Sigue de cerca la influencia de China en la región y también ha dedicado tiempo al conflicto venezolano (el cual no menciona para nada en su más reciente artículo sobre Guyana).
“El anuncio del gobierno guyanés de que va a contratar a China Railway Group para construir y financiar el proyecto hidroeléctrico de las cataratas de Amaila, y posiblemente pedir hasta $1.500 millones en préstamos para infraestructuras construidas en China, simboliza el renovado despegue de los proyectos chinos y su influencia en Guyana”, resume Ellis.
En 2013 se vino a bajo un anterior proyecto para construir la hidroeléctrica de las cataratas de Amaila.
También lo encabezaba China Railway Group y sería financiado a través de una combinación de préstamos del Banco de Desarrollo de China y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En julio pasado el gobierno de Ali Irfaan resucitó el proyecto de las cataratas de Amaila para generar 165 megavatios (MW) e invita a las empresas a participar. La construcción deberá comenzar en 2022 y ser entregada en 2025. Además de la represa, incluye una línea de transmisión de 270 kilómetros de longitud hasta Georgetown, la capital de Guyana.
También incluye la construcción de una carretera con sus puentes para desarrollar la hidroeléctrica en esta remota región. Son 85 kilómetros de nuevas vías y la mejora de 122 ya existentes.

El factor China
“El proyecto resucitado refleja la mayor sofisticación de las empresas chinas que hacen negocios en Guyana y la continuación de la larga relación de trabajo de China con el Partido Popular Progresista (PPP), que volvió al poder en agosto de 2020 tras un largo y disputado proceso electoral”, señala por su parte Ellis.
“El nuevo proyecto, sin embargo, es sólo una de las muchas actividades chinas que están despegando en el país, ya que tanto el gobierno como el sector privado reciben nuevos y enormes recursos a medida que se ponen en marcha los ingresos de la extracción de los más de 9.000 millones de barriles de petróleo recuperables del país”, agrega.
Empresas de China ya firmaron un contrato de $256 millones para la construcción de un largo y estratégico puente sobre el río Demerara, que conectará Guyana con el vecino Surinam.
También hay cientos de millones de dólares para obras de carretera, como una autopista de $200 millones desde Schoonord a Parika; una mejora de $200 millones en la conexión por carretera entre Annandale y Mahaica, y mejoras en tramos de carretera en la capital, Georgetown, y otros en el interior.